UNA VIDA ARMÓNICA
Colosenses 3:12 Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. 13 Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. 14 Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía. 15 Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones. Pues, como miembros de un mismo cuerpo, ustedes son llamados a vivir en paz. Y sean siempre agradecidos. NTV.
La santidad de un creyente es lo primordial, ya que Él que los llamo de la esclavitud del pecado, es Santo. Jesucristo mientras estuvo en este mundo, no cedió a las tentaciones del maligno, ni tampoco a los placeres que ofrece este mundo, sino que llevó una vida totalmente santa, sin mancha, y sin ninguna contaminación del pecado. Los creyentes pese a conocer el estilo de vida que llevó el Unigénito Hijo de Dios mientras caminó entre los hombres, ellos no ponen su empeño en llevar una vida que refleje el estilo de vida de su Señor y Salvador Cristo Jesús. La manera de cambiar esta realidad, es que los redimidos por la sangre de Jesucristo, finalmente comprendan que fueron elegidos por el único Dios verdadero para que sean parte de su pueblo amado, para que vivan una eternidad junto a Él en el reino de los cielos.
Una vez que los creyentes comprendan que su ciudadanía no es de este mundo, sino del reino de los cielos, su comportamiento será diferente al comportamiento del resto de los hombres que viven sin Cristo en sus corazones. Finalmente empezarán a comportarse como verdaderos hijos de Dios, apartándose del pecado gradualmente hasta poder llevar una vida de santidad, tal como es el anhelo de su amoroso Padre Celestial. Para llevar una vida santa, los creyentes deberán vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. De la misma manera deberán ser comprensivos con las faltas de los demás y perdonar a todo el que los ofenda, tal como un día el Unigénito Hijo de Dios perdonó absolutamente todos sus pecados. Sin duda, perdonar sinceramente a los que les ofenden, es lo que más les cuesta a los creyentes. Pese a que sea demasiado duro perdonar a su prójimo, el creyente debe hacerlo, con la sinceridad que Cristo le perdonó, y lo absolvió de toda culpa delante de Dios Padre.
Otra vestidura para que el creyente viva en santidad es el amor, ya que el amor une al creyente con sus semejantes en perfecta armonía, no solo con otros hermanos de la fe, sino con todas las personas de su entorno. Esto es posible ya que el amor está lleno de otras virtudes que facilitan la convivencia con otros individuos, por eso es primordial que el creyente tenga amor en su corazón, ya que, sin amor, no podrá vivir en armonía con otros, sino en discordias constantes. Vivir en armonía no significa que no deban existir opiniones distintas entre los creyentes, sino que debieran trabajar juntos en amor, más allá de sus diferencias. En una convivencia armónica gobernada por el amor, los creyentes podrán encontrar la verdadera paz que proviene de Jesucristo. La paz que proviene de Cristo es un estado del redimido por el cual puede relacionarse con su Creador y con los hombres en forma libre. Es la paz que sobrepasa el entendimiento humano, es la paz que solamente Dios puede dar. Por otro lado, la paz es declarar la guerra al pecado, a Satanás y toda su nefasta influencia aquí en la tierra. La paz es la certeza de estar en la voluntad de Dios y esto es posible solamente por lo que Cristo hizo en la cruz del calvario. Esta paz que el creyente debe tener o que debe gobernar, la tiene que ejercitar en la comunidad, convirtiendo así a la iglesia en un ejemplo de paz para el mundo.
Queridos hermanos. La convivencia armónica dentro de la comunidad cristiana y dentro de la sociedad humana, debe ser la prioridad para los redimidos por la preciosa sangre de Jesucristo. Para esta vida armónica, los creyentes deben estar vestidos de su nueva naturaleza en Jesucristo, ya que esta vestimenta está llena de virtudes propias del Unigénito Hijo de Dios, siendo la más importante de estas virtudes el amor. Hermanos. Solo el amor hará que tratemos a nuestros semejantes con tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia, tal como nuestro amoroso Padre eterno nos trata todos los días. Con estas expresiones del amor, podemos tener una vida armónica en la comunidad, con la verdadera paz que proviene de nuestro amado Señor y Salvador, Cristo Jesús.